Hola amigos, me dirijo a vosotros para animaros a que desarrolleis un final para la historia que voy a contaros esta semana. No es que me haya quedado bloqueada y no sepa cómo finalizar mi historia... Simplemente quiero ver cómo está vuestra imaginación en el terreno de la ficción y por eso me gustaría poder leer algún final original para la historia que he creado.
Helena era una joven estudiante que no acaba de encontrar un sentido para su vida y participaba en mil y un actividades sin quedarse satisfecha con ninguna. Una mañana, de camino al instituto vio un cartel pegado a una farola, que con letras de un fuerte color rosa decía: "¿Estás hart@ de la monotonía? ¿Quieres que tu vida dé un giro radical y emprender nuevos rumbos? Si te sientes identificad@ y eres una persona atrevida, llama al siguiente número de teléfono". Helena sonrió al sentirse objetivo de aquel mensaje y recortó el número que no pensaba utilizar pero que quería guardar, únicamente por lo gracioso que le pareció.
Pasó el tiempo y Helena ya ni siquiera recordaba que guardaba aquel pedazo de papel. Una aburrida tarde de domingo, sola en su casa, cogió su cartera para mirar las fotos que en ella guardaba y encontró el pedazo de papel entre un par de retratos. Leyó el número, recordó que pertenecía al llamativo cartel de las letras color rosa y decidió llamar. Marcó el número pero nadie descolgaba aquel teléfono. En el momento en que decidió desistir, saltó el contestador y una extraña voz, muy suave y dulce, tras saludarle por su nombre, le citó en una explanada a las afueras de la ciudad. Helena, sin ningún tipo de miedo, cogió su abrigo y partió al lugar de la cita sin decir nada a nadie. En media hora llegó a la explanada, totalmente desértica. Esperó un rato y se sintió ridícula. Allí no había nada ni nadie. Helena decidió marcharse pero no lo hizo tras leer la hoja de periódico que el viento empujó hasta sus piernas. Había un artículo escrito a color que decía "Helena, ¿no pensarás marcharte sin conocer la razón por la que quiero ayudarte? ¿Ves aquella lata vacía que el viento arrastra? Cógela. Dentro encontrarás una pastilla azul. Si la tomas, tu vida dará un giro radical. Helena se acercó a la lata, la cogió, y comprobó que, efectivamente, allí estaba la pastilla azul...
