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El lugar donde los cuentos los creas tú

En un mundo nuevo

¡Caperucita Rusa necesita vuestra ayuda! Dos personajes, llamados Sarah y Daniel, se han perdido en el ciberespacio y no recuerdan quiénes son. Sólo saben que se conocen y tienen en la memoria el lugar donde se vieron por primera vez.
¿Te atreves a ayudar a Sarah y Daniel a recordar, a insertarlos en un mundo nuevo? Busca en tu imaginación, quizá tú también los recuerdes...
Sarah

Sarah


Daniel

Daniel


Lugar donde se conocieron

Cafetería


Por ejemplo...
Sarah era camarera en la cafetería de la Universidad de Alberta. Le gustaba su trabajo; disfrutaba escuchando las conversaciones de esos chicos de su misma edad que, estresados, le pedían café a todas horas. Pero había uno en especial que llamaba su atención. Era Daniel, un simpático estudiante de Psicología que siempre pedía café con hielo, sin importar que las temperaturas en el exterior no fueran precisamente veraniegas. Sarah sabía todo sobre Daniel; le bastaba con oír su nombre en boca de sus compañeros. Tenía carisma, pero no era un prepotente. Y un día, Sarah se convirtió en la salvación de aquel joven estudiante de Psicología.
Daniel se había quedado leyendo hasta tarde en la cafetería, hasta que se quedó solo con Sarah. Ella estaba ansiosa, pero él no tenía muy buena cara. Cuando ella le advirtió de que era la hora de cerrar, Daniel se levantó, con muy mala cara, y se cayó redondo al suelo. Sarah llamó a toda prisa a una ambulancia y estuvo con Daniel en todo momento. Mientras estuvo ingresado en el hospital para realizarle todo tipo de pruebas, Sarah acudió a verle, ya fuera despierto o dormido. Le daba igual, podía pasar horas mirándole. Y un día inesperado, Sarah fue a verle al hospital y ya no estaba allí, así que volvió triste a la cafetería y allí le esperaba Daniel, tras la barra, con un enorme ramo de gerberas y una nota que decía "¿Me creerías si te dijera que todo esto fue para llamar tu atención?". Sarah cogió el ramo, sonrió y le besó.

Oskia Parada

1 comentario

Sandra Remón -

Sarah desayunaba cada día en la tercera mesa de la cafetería junto a la gran cristalera. Era su parada diaria antes de acudir a su trabajo. Cada manaña pasaba por allí un joven que con su caminar marcaba el momento sde salir de la cafetería. Sarah parecía tener todo muy controlado, pero un día, cuando ese chico se despertó noto que algo raro ocurría. Creía recordar que en sueños algo le dijo que tenía que hacer una parada en el camino, y como él notaba algo especial cada vez que pasaba junto a la cristalera de aquel bar, decidió hacer su parada en aquel bar antes de dirigirse a sus clases. Sarah se levantó mientras le veía acercarse, pero no se fue de la cafetería porque Daniel no pasó de largo como lo hacía cada día a primera hora. Daniel entró al bar, se acercó a la barra y Sarah le siguió, primero con su mirada y luego con su cuerpo. Nerviosa pero aparentemente firme comenzó a hablarle al joven y éste le contestó. Aquello sucedió hace ahora más de treinta años. Sarah y Daniel acaban de ser abuelos, y continuan desayunando en la misma cafetería, como entonces, como siempre...